Si busca un activo sólido para incluir en su cartera de inversión, los metales preciosos se consideran fundamentales para una cartera bien equilibrada desde hace cientos de años. El oro y la plata tienen propiedades únicas como clase de activos, y una modesta asignación en cualquiera de ellos puede proteger y mejorar el rendimiento de una cartera de inversión.
Los inversores y los fondos, como los SMSF, deben seleccionar los metales preciosos teniendo en cuenta varios factores clave:
1. Liquidez y rapidez en las transacciones: La elección de los metales preciosos debe centrarse en aquellos que sean líquidos, facilitando su compra y venta en el mercado.
2. Correlación con otros activos: Diversificar la cartera es esencial para mitigar los riesgos. Evaluar la correlación de los metales preciosos con otros activos de la cartera es crucial.
3. Finalidad del activo: Algunos inversores eligen los metales preciosos, como el oro, como cobertura frente a las crisis o protección frente a la inflación. Esta finalidad debe estar en consonancia con los objetivos y estrategias de inversión del inversor.
4. Costes: Deben considerarse cuidadosamente los costes asociados a la adquisición y retención de metales preciosos, incluidos los honorarios de auditoría y los costes de seguro.
Es esencial que los inversores comprendan a fondo estos factores antes de tomar decisiones de inversión, buscando asesoramiento jurídico y financiero profesional para garantizar la alineación con sus objetivos financieros y la normativa internacional aplicable.